El pasado 16 de mayo se celebró la anunciada tertulia compartida por 26 personas lectoras de los clubes de Civican y del club de lectura de la ONCE.
Los lectores de la ONCE venían acompañados de Itziar Gorostidi, responsable de la biblioteca de dicha institución y de Manu del Portillo, colaborador habitual, además de educador en el CREENA.
Tal y como estaba previsto, y tras las presentaciones, lectores ciegos y videntes (estos con los ojos cubiertos por un antifaz) escuchamos un texto leído por Ramón Estévez, de la ONCE, a partir de una versión en braille. Su expresiva voz nos hizo partícipes de un sugerente relato: "Cuento con los ojos cerrados", un recorrido poético y sensorial a través de un itinerario de colores en el que cada tonalidad se traduce a otras sensaciones que podemos percibir por el oído, el tacto, el gusto o el olfato: colores que pinchan, que queman o mojan, tonos que sonríen o nos inundan de paz, emociones que tiñen nuestra imaginación...
Tras terminar el relato, nos quitamos los antifaces y compartimos las impresiones que nos había provocado el texto. Coincidimos en señalar la dificultad de sustituir la imagen de los colores por otro tipo de percepciones, aunque los contertulios ciegos nos explicaron que cuando el color está ausente de tu vida cotidiana, ese aspecto, aparentemente tan importante, pasa a ser secundario como elemento descriptivo, frente a otros detalles relacionados con su auténtica experiencia del mundo, que son los que captan el interés inmediato en la lectura. Curiosamente, y tal y como nos indicaron, lo que nos había parecido un texto significativo para acercarnos a su realidad, era para ellos bastante irrelevante como ejemplo de percepción. Se valoró el elemento metafórico como una forma de imaginar la oscuridad por parte de quienes ven, pero señalando que el propio tema escogido resulta poco natural para alguien que, habitualmente, no tiene en cuenta esa dimensión.
En esa línea, la conclusión de este encuentro fue que es necesario aproximarnos a su realidad desde la naturalidad con la que ellos la viven. Leer no es algo tan diferente para quienes ven y quienes no. Lo interesante es el contenido, no el medio ni el código.
A partir de esta premisa, la conversación derivó hacia los diferentes formatos de lectura y hacia las preferencias de unos y otros a la hora de leer: braille o audiolibros. Los lectores ciegos señalaron la importancia del braille por su dimensión de lenguaje propio que, además de ser imprescindible para las personas sordociegas, constituye un recurso de gran valor que es necesario preservar. Señalaron que su aprendizaje es difícil, no tanto por el código, que responde a una estructura sencilla y lógica, como por la destreza que requiere aprender a identificar los signos a través del tacto. Por ello, cada vez más se va generalizando la lectura de audiolibros, favorecida también por los recursos que la ONCE ponde a disposición del colectivo.
En relación con estos temas la tertulia derivó hacia el concepto de "accesibilidad" vinculado a la lectura. Entre las personas asistentes estaba Marcela Vega, de Calícrates, consultora que colabora con el desarrollo del club de lectura fácil de la Biblioteca de Navarra. Sus aportaciones nos ayudaron a entender mejor la singularidad de este grupo y nos dio la ocasión de presentar las obras de Lectura Fácil disponibles en la biblioteca y comentar sus características.
Además, desde la biblioteca de la ONCE también nos mostraron algunos materiales especiales que tienen a disposición de sus asociados y que Itziar, la responsable de su biblioteca, nos había facilitado como muestra especial durante toda la semana: La Tifloteca.
En fin, una interesante tertulia que nos ayudó a conocer mejor la realidad de las personas con discapacidad visual, a descubrir que hay muchas formas de acceder a los textos y, sobre todo, a comprobar, una vez más, que todas las personas que participamos en clubes de lectura tenemos un importante lazo que nos une: el amor por la literatura.
Los lectores de la ONCE venían acompañados de Itziar Gorostidi, responsable de la biblioteca de dicha institución y de Manu del Portillo, colaborador habitual, además de educador en el CREENA.
Tal y como estaba previsto, y tras las presentaciones, lectores ciegos y videntes (estos con los ojos cubiertos por un antifaz) escuchamos un texto leído por Ramón Estévez, de la ONCE, a partir de una versión en braille. Su expresiva voz nos hizo partícipes de un sugerente relato: "Cuento con los ojos cerrados", un recorrido poético y sensorial a través de un itinerario de colores en el que cada tonalidad se traduce a otras sensaciones que podemos percibir por el oído, el tacto, el gusto o el olfato: colores que pinchan, que queman o mojan, tonos que sonríen o nos inundan de paz, emociones que tiñen nuestra imaginación...
Tras terminar el relato, nos quitamos los antifaces y compartimos las impresiones que nos había provocado el texto. Coincidimos en señalar la dificultad de sustituir la imagen de los colores por otro tipo de percepciones, aunque los contertulios ciegos nos explicaron que cuando el color está ausente de tu vida cotidiana, ese aspecto, aparentemente tan importante, pasa a ser secundario como elemento descriptivo, frente a otros detalles relacionados con su auténtica experiencia del mundo, que son los que captan el interés inmediato en la lectura. Curiosamente, y tal y como nos indicaron, lo que nos había parecido un texto significativo para acercarnos a su realidad, era para ellos bastante irrelevante como ejemplo de percepción. Se valoró el elemento metafórico como una forma de imaginar la oscuridad por parte de quienes ven, pero señalando que el propio tema escogido resulta poco natural para alguien que, habitualmente, no tiene en cuenta esa dimensión.
En esa línea, la conclusión de este encuentro fue que es necesario aproximarnos a su realidad desde la naturalidad con la que ellos la viven. Leer no es algo tan diferente para quienes ven y quienes no. Lo interesante es el contenido, no el medio ni el código.
A partir de esta premisa, la conversación derivó hacia los diferentes formatos de lectura y hacia las preferencias de unos y otros a la hora de leer: braille o audiolibros. Los lectores ciegos señalaron la importancia del braille por su dimensión de lenguaje propio que, además de ser imprescindible para las personas sordociegas, constituye un recurso de gran valor que es necesario preservar. Señalaron que su aprendizaje es difícil, no tanto por el código, que responde a una estructura sencilla y lógica, como por la destreza que requiere aprender a identificar los signos a través del tacto. Por ello, cada vez más se va generalizando la lectura de audiolibros, favorecida también por los recursos que la ONCE ponde a disposición del colectivo.
En relación con estos temas la tertulia derivó hacia el concepto de "accesibilidad" vinculado a la lectura. Entre las personas asistentes estaba Marcela Vega, de Calícrates, consultora que colabora con el desarrollo del club de lectura fácil de la Biblioteca de Navarra. Sus aportaciones nos ayudaron a entender mejor la singularidad de este grupo y nos dio la ocasión de presentar las obras de Lectura Fácil disponibles en la biblioteca y comentar sus características.
Además, desde la biblioteca de la ONCE también nos mostraron algunos materiales especiales que tienen a disposición de sus asociados y que Itziar, la responsable de su biblioteca, nos había facilitado como muestra especial durante toda la semana: La Tifloteca.
En fin, una interesante tertulia que nos ayudó a conocer mejor la realidad de las personas con discapacidad visual, a descubrir que hay muchas formas de acceder a los textos y, sobre todo, a comprobar, una vez más, que todas las personas que participamos en clubes de lectura tenemos un importante lazo que nos une: el amor por la literatura.
FOTOS: Adolfo Lacunza
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